Comiendo en… PARÍS

Hoy aprovecho el tiempo revuelto de los últimos días en Madrid y los recuerdos que éste me trae, para hablaros de Paris. Sin duda es más agradable visitar esta ciudad, destino obligatorio de cualquier viajero, en verano con el sol guiando nuestros pasos. Sin embargo, os aseguro que resulta más auténtico hacerlo con algo de frío, un eterno cielo gris y la sensación de que puede empezar a llover en cualquier momento. Digamos que el ambiente es más bohemio así.

Mi propósito, es recomendaros un restaurante que me encantó. Se trata de un lugar acogedor, donde refugiaros del escenario en el que os he situado. Un lugar mágico dentro de una ciudad mágica.

Imaginemos que hemos dedicado una mañana entera a visitar el Louvre, museo entre museos. Simplemente el hecho de pasearse por el mismo, sin rumbo fijo, dejándonos sorprender, ya es una aventura. Cada obra, aún desconocida para el gran público, puede resultar interesante y transportarnos años atrás. Las grandes civilizaciones están allí: Egipto, Grecia, Roma en forma de esculturas y objetos de la vida cotidiana, la pintura también, una pequeña muestra de la gran obra impresionista, por ejemplo. En resumen, este museo es una pincelada de las más bellas creaciones del ser humano en un enorme palacio, que en sí mismo está lleno de historia y es una obra a admirar.

Así, después de un par de horas caminando, como decíamos, contemplando las creaciones de los más diversos artistas, ¿qué mejor que una buena comida típicamente parisina para reponer fuerzas? En la zona, mi recomendación es el restaurante Le Grand Colbert, local que data de 1637 y nació como hotel, pero que es hoy una de las brasserie más de moda en Paris. Es un lugar para darse un gustazo, pero sin necesidad de un presupuesto desorbitado. El ambiente es precioso. De hecho, fue el escenario ideal para una romántica escena de la película Cuando menos te los esperas, con Diane Keaton y Jack Nicholson.

Nada más cruzar el umbral de la puerta, encontramos la típica cortina de terciopelo que una vez apartada, nos abre paso hacia un enorme salón de mesas impecables con sillas o sillones. Entre las mismas, separaciones de cristal grabadas con motivos florales, pequeñas lámparas redondas a juego, alargadas plantas en grandes macetas y pizarras en las que se enumeran algunos de los suculentos platos que podremos degustar; todo muy elegante pero al mismo tiempo muy familiar.

En la carta, platos de lo más sugerente, como el Croustillant de chèvre chaud (ensalada de queso de cabra), el Demi poulet fermier des Landes, que piden lo protagonistas de la película, o el crumble aux pommes et glace vanille, que podréis tomar de postre…

Ya sólo os falta elegir la compañía, para disfrutar de un almuerzo perfecto. Por mi parte, mi comida allí fue irrepetible y mucho tuvieron que ver en ello, uno de los maître del restaurante, que era de Cádiz y tenía muchísimo salero y por supuesto mi compañera de viaje en ese momento. ¡Un beso Bego y feliz cumpleaños!

La dirección:

2, rue Vivienne
75002 Paris
Tlf: 0142868788