«Una tienda en París» cerca de l’Île Saint-Louis…/»A shop in Paris» close to the Île Saint-Louis…
Nada como descubrir un buen libro justo cuando lo necesitas. Muchas veces la ilusión, la inspiración están en las pequeñas cosas, esas que te devuelven la capacidad de soñar, de visualizarte de otra manera, de creer que todo puede cambiar si te lo propones y de pensar que puedes romper con lo malo y volver a empezar desde cero cuantas veces quieras. En ocasiones es suficiente un libro en el momento adecuado, un libro como “Una tienda en París” de Màxim Huerta. Con él nos introducimos desde la primera línea, así, directamente, en la vida de Teresa, una mujer que vive en Madrid y está atrapada desde hace mucho tiempo en una existencia gris. Su historia nos engancha poco a poco, probablemente porque en ella hay algo que nos produce curiosidad, quizá por una u otra razón cada vez nos identificamos más con ella, algún pequeño detalle puede que nos llame la atención (estudió en el Liceo Francés, como yo) y además, está esa promesa de aventura que hay en el título del libro y que no se nos olvida: París. Así que para cuando Teresa decide romper con todo y buscar ese color que falta en su vida, sabes que la vas a acompañar irremediablemente y que seguirás impaciente sus pasos hasta esa tienda en París. Y recorres un camino que te lleva del Madrid actual, pasando por el París de los años 20 y la historia de otra mujer, Alice, hasta el de hoy. Del gris, pasando por el color más vivo y el negro hasta ese color suyo tan buscado. Vida, muerte, amor, dolor, contradicciones. Ruptura, vuelta a empezar y por fin un lugar propio. Para mí este camino que recorren Teresa y Alice ya hubiera sido suficiente, pero además hay sorpresas en la trama y un final feliz que transmite buen rollo. Así que “Una tienda en París” me ha inspirado y me ha hecho feliz.
En mi último viaje a París, deambulé sin saberlo por el pequeño París de Teresa, ese que contiene algunos de los rincones más bonitos y auténticos y quizá más desconocidos de esta monumental y celebrada ciudad. Su casa se sitúa en l’ Île Saint-Louis, con vistas al Pont Saint-Louis, ese en el que suele haber algún músico callejero al atardecer y que une la isla con el Parque Juan XXIII, un pequeño y romántico oasis dentro de l’ Île de la Cité, justo detrás de Notre-Dame.
Precisamente del parque, pero en este caso en dirección a la bohemia Rive Gauche de París, parte otro puente, el Pont de l’Archevêché, desde el que se puede disfrutar una de las postales más bonitas de la famosa catedral. Repleto de candados de amor conduce al Quai de Montebello, uno de los muelles elegidos por los bouquinistes para enseñar su original mercancía. Pero no nos desviemos mucho rato, porque aún no hemos recorrido l’ Île de Saint-Louis…
Su arteria principal es la Rue Saint-Louis en l’Île: pequeños comercios cuyos escaparates prometen auténticos tesoros, punto de partida de callejuelas llenas de encanto, animados cafés abiertos a la calle y Berthillon, los mejores helados de París, que se venden en el número 31 de esta calle y en algunos establecimientos de la zona. Es difícil igualar la personalidad de l’Île Saint-Louis: la magia de flotar en medio del Sena, sus puentes, sus muelles y sus elegantes casas que se encuentran entre las más antiguas de la ciudad. Un precioso escenario que parecía estar esperando una bellísima historia con la que animarlo más si cabe.
¡Ah! Y nos falta la otra protagonista del libro, la tienda, que existe y se llama “mi amor”, en la continuación del Pont Louis-Philippe, que también se ve desde la casa de Teresa y parte del Quai de Bourbon de l’Île Saint-Louis. Concretamente en el número 10 de la Rue du Pont Louis-Philippe, ya fuera de la isla, aunque muy cerca, se sitúa ese comercio de pañuelos, joyería, bisutería, detalles para el pelo y fulares de colores que describe la novela y que imagino tan parecido a los de la isla. Queda pendiente para la próxima visita. Porque, como dice mi «suegro», a París hay que volver de vez en cuando, al menos una vez al año y hay que volver sea como sea, con la imaginación o de verdad, esto último lo digo yo. Así que: ¿Qué decís? ¿Os animáis a regresar?
Primera foto vía www.maximhuerta.com
Última foto vía www.divinity.es
Más…
Sobre Màxim Huerta y «Una tienda en París» en su página web, su Twitter y su Instagram (maximhuerta).
¡Feliz semana!
Mer dijo,
diciembre 10, 2012 @ 10:47 am
Tengo unas ganas locas de ir a Paris!!!!
TRÊS dijo,
diciembre 10, 2012 @ 5:46 pm
Ya me habían dicho que el libro estaba genial, y ahora ya con esta descripción me parece que no voy a poder resistirme! Bss guapa
Marta&Bea dijo,
diciembre 11, 2012 @ 10:42 am
Qué blog más maravilloso tienes.Nos quedamos aquí para viajar contigo!!
Si te animas a hacer otro viaje cortito hasta nuestro blog para que veas los complementos que hacemos,¡estamos a la vuelta de un click!
Chus dijo,
diciembre 13, 2012 @ 1:18 pm
¡Qué bonito recorrido y qué helados tan ricos en Berthillon!
El libro parece interesante habrá que leerle y volver de nuevo a París.
Bss.
Begoña dijo,
diciembre 16, 2012 @ 1:29 pm
Volveremos a París leyendo el libro, de esta forma recorreremos sus calles, sus tiendas y edificios tan bonitos y la vida que hay en ellas.
Rocio @ Casa Haus dijo,
diciembre 18, 2012 @ 6:21 pm
Ay París tan lindo!!!! Quiero leer el libro!
Ester dijo,
abril 3, 2013 @ 9:37 pm
Me encanta tu blog, Susi!
Y, por cierto, me acabo de leer el libro y me ha encantado…no conocía a nadie que se lo hubiera leído y me ha hecho mucha gracia leer tu post.
Ah! y en Mayo vamos a París y nos alojaremos en Mama Shelter (alguien me lo ha recomendado ;-)). Besos!!!